lunes, 15 de noviembre de 2010

TRATAMIENTO Y SECADO DE LA GUADUA

  SECADO Y TRATAMIENTO DE LA GUADUA

Los mayores problemas de ataque de insectos y hongos se presentan durante el período de secado, que es necesario realizar antes de emplear el material. Es preferible no almacenar el bambú en contacto con el suelo, ni a la intemperie, sino bajo techo y bien ventilado, en posición vertical. El tiempo de secado varía según el contenido de humedad en el culmo, el grosor de la pared, el grado de madurez y las condiciones de secado; en general es de cuatro a ocho semanas (Stultz 1981). Los defectos que se presentan en los bambúes en el secado, son agrietamientos en la superficie, rajaduras en los extremos, colapso o aplastamiento, y deformaciones (Hidalgo 1974), que hacen a los culmos inservibles. Los bambúes también se pueden secar en estufa, como la madera aserrada; es más costoso, y sólo se justifica a gran escala (Hidalgo 1974).

 Preservación  

Los métodos de preservación que se proponen a continuación, se utilizan para guadua que va a ser empleada en interiores, es decir, que no estará expuesta a la intemperie. Se debe tener en cuenta además, que la guadua esté en el grado de madurez óptima y que se encuentre seca, con un contenido de humedad por debajo del 12%, buscando que el material tenga buenas condiciones de resistencia físico-mecánica.  
La mezcla empleada para la preservación, es una solución salina denominada "Pentaborato" cuyos componentes son:
1 Kilo de Acido Bórico
1 Kilo de Bórax
50 Litros de Agua  
Al iniciar el proceso de preservación, se debe hacer la ruptura de los tabiques o septus transversales de la guadua, para lograr la mayor penetración del inmunizante, Esta labor se realiza empleando una varilla de hierro de ½ pulgada, de forma puntiaguda en uno de sus extremos que permita romper fácilmente dichos tabiques, de tal manera que se cause el mínimo daño a la guadua.  
Una vez realizada la mezcla con una buena dilución, se procede a hacer la inmersión de la guadua en los tanques por un lapso de 5,8 horas. Posteriormente se deja escurrir en forma vertical. Por economía preserve la guadua solo en las dimensiones que utilizará posteriormente.  
Para evitar pérdidas de resistencia y facilitar la penetración de los preservantes, se recomienda otro procedimiento que consiste en tratar las guaduas secas, efectuando dos perforaciones en cada entrenudo, cada una cerca al tabique, con una broca de 1/8". Luego se procede a sumergir las guaduas en la solución escogida.  
Existen en el mercado muchos otros productos químicos, algunos de ellos biodegradables, que se han utilizado con óptimos resultados, cuya función específica es preservar y proteger las maderas y la guadua contra insectos: comején, carcoma y otros xilófagos.  
El tratamiento con estos productos se realiza perforando la guadua cerca de los tabiques. Luego se inyecta por los orificios de 1/8" dosis de 2,5 cc hasta 10 cc, según el diámetro de la guadua y la longitud de sus entrenudos. Cada guadua se debe rodar en posición horizontal de ta1 manera que el producto cubra completamente la pared interna. Finalizada la aplicación se tapan los orificios con cera de abejas para evitar la entrada de otros líquidos disolventes.
Si el corte de los tallos se efectúa al amanecer y en luna menguante se obtienen con menor contenido de humedad y menores concentraciones de carbohidratos y por lo tanto más resistentes a los ataques de los hongos y agentes xilófagos.  
Corporación Autónoma regional del Quindío, Centro Nacional Para El Estudio Del Bambú – Guadua, p. 16.

Preservación del bambú  
La durabilidad natural del bambú es de uno a tres años, empleado en la construcción en contacto con el suelo, y de cuatro a siete años, si se utiliza en las partes interiores (Lanticanet al. 1987). La vida útil del bambú aumenta con los tratamientos de preservación. Así, según (Tewari 1981) el bambú tratado puede durar como mínimo 15 años (hasta 20), aún en condiciones extremas, o hasta 30-50 años sin estar en contacto con la humedad (Carmiol 1998).  
Los bambúes varían de especie a especie en la susceptibilidad de los culmos a insectos xilófagos y hongos. Existe además cierta correlación entre el ataque y el contenido de almidón y de humedad (McClure 1956). En consecuencia, la durabilidad depende de la especie de bambú, del tiempo de cosecha y del turno técnico empleado, es decir, la edad de corta.  
En muchas ocasiones se utiliza el bambú sin tratamiento de preservación por desconocimiento de las posibilidades y ventajas y también por la ausencia de mercado para bambú preservado (Liese 1985). Es necesario por ende, después de haber seleccionado las especies de interés comercial preferentemente con buena resistencia al ataque de insectos y patógenos, determinar los preservantes y la técnica de tratamiento según las posibilidades existentes. Los métodos más comunes son:  


Ahumado o calentamiento en hornos: Los culmos son almacenados encima de chimeneas, el humo ennegrece los culmos y por el calor se extrae el almidón y otras sustancias. En Japón se colocan los culmos en cámaras a 120 –150 ºC por 20 minutos, porque se considera efectivo para la protección contra insectos xilófagos (Liese 1985).  

Inmersión en agua corriente: Los culmos son echados a ríos poco turbulentos por varias semanas, y lastrados con piedras para sumergirlos. Por medio de este proceso el almidón y los azúcares son disueltos, y se mejora la absorción de preservantes por difusión y presión (Liese 1985).  
Inmersión en tanques: Es un método económico y simple en el cual se utiliza un preservante soluble en agua. El preservante penetra en el lapso de varios días, por los extremos de los culmos y en menor proporción por los nudos (Liese 1985).  

Metabolismo y transpiración después del corte: Se corta el bambú, se deja con ramas y follaje en forma vertical y la savia (almidón y otros componentes) es liberada del extremo cortado. A continuación, se coloca en la misma posición dentro de un recipiente con preservante por dos a cinco días, que es absorbido con ayuda de la transpiración de las hojas (Hidalgo 1974, Stultz 1981).  

Método "Boucherie": Con este método es preferible utilizar culmos recién cosechados con ramas y follaje. Se conecta la base cortada del bambú con una llave, que sale de un recipiente. Con preservante ubicado a una altura superior, y se coloca un recipiente al final del culmo para colectar el preservante. La sustancia, que penetra por efecto de la gravedad y también por la transpiración de las hojas, debe dejarse difundir por espacio de dos a cinco días
 (a). El método de "Boucherie" mejorado es con un bomba de aire (compresor) conectada al recipiente con preservante, con el cual se reduce el tiempo a unas tres a ocho horas
 (b) (Hidalgo 1974 Stultz 1981, Liese 1985).  

 Método de ¨Boucherie¨(a) simple, (b) con bomba de aire (Stultz 1981)  
En Costa Rica el Proyecto Nacional Bambú ha desarrollado una modificación al método de preservación de Boucheri, que consiste en un desplazamiento de savia.  Por un lado del tallo se le inyecta el preservante y por el otro sale la savia 

Preservación de Guadua angustifolia mediante el método de Boucheri modificado. Estación Experimental Los Diamantes, Guápiles, Costa Rica.
Presión: Este es uno de los mejores tratamientos, pero se necesitan instalaciones especiales. Se utilizan preservantes solubles en agua o también creosota, aplicados a los bambúes secados, primero efectuando un vacío de 10 –500 mbar y luego una presión de 0,5 – 1,5N/m2.

En Taiwán se tratan así a los bambúes utilizados para puntales de bananos (Liese1985). Las soluciones de preservantes más empleadas son (Hidalgo 1974, Stultz 1981, Liese 1985):  
-Pentóxido de arsénico-sulfato de cobre- dicromato de sodio. Es efectivo, pero no es recomendable por su alta toxicidad y su efecto residual;

-Sulfato de cobre-dicromato de sodio- ácido acético;
-Sulfato de cobre-cromato de zinc- dicromato de sodio;
-Acido bórico-sulfato de cobre- dicromato de sodio
-Cloruro de zinc-dicromato de sodio;
-Borax-ácido bórico-dicromato de sodio;
-Borax-ácido bórico; y otros.
Después del tratamiento, los bambúes se deben secar al aire por espacio de varios días, hasta que el contenido de humedad descienda a 10-15% (Stultz 1981). Otros métodos de menor importancia son el calentamiento sobre llama, la ebullición en agua. Utilizando preservantes, la aplicación de borax: ácido bórico (1:1) con brocha o atomizador. Además, se pueden aplicar preservantes contra el fuego (Hidalgo 1974, Liese 1985).

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